Las historias son llaves que abren puertas a otros mundos. Otros mundos que, en vez de por agua y tierra, están formados por papel y tinta.
Contar una historia a un adulto es difícil. Los adultos siempre tienen en su cabeza un millón de problemas y no creen que una sarta de palabras vaya a arreglarlos. Prefieren darle vueltas una y otra vez.
Contar una historia a un niño es muy diferente. A medida que las palabras brotan de tus labios, te das cuenta. Abren los ojos de par en par, intercambian miradas curiosas, ríen. Te das cuenta de que, inconscientemente, van buscando entre las frases cosas que les puedan ayudar, moralejas escondidas en esos mundos de dragones de papel y princesas de tinta.
Es por eso por lo que, de mayor, me gustaría ser escritora, para hacer ver a todo el mundo, niños y mayores, lo maravillosas que son la esperanza y las ganas de hacer un cambio que se quedan en tu pecho tras leer una historia. Quiero demostrar que, con esas sensaciones, podemos hacer grandes cosas, por muy pequeños que parezcamos.
;)
Llegarás a ser una gran escritora, lucha por ello!! :-)
ResponderEliminarMuchas gracias!! :)
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