viernes, 1 de junio de 2012

El hombre de los ojos verdes. Capítulo III


Buenas tardes :) Hace ya cinco días que no me pasaba por aquí a dejar nada nuevo. Los profesores aprietan mucho, es final de curso y hay muchos exámenes. Pero como hoy es viernes... Traigo el tercer capítulo de El hombre de los ojos verdes, que es el doble de largo que los anteriores. Espero que os guste :)

_______________________capítulo tres_______________________


Me quedé de piedra, casi literalmente, porque tardé bastante en enterarme de lo que me decía don Txomin.
- ¿Qué ocurre?
Negué con la cabeza, pero supongo que mi mirada perdida hizo que dudara lo que le decía. Mis compañeros parecían tan incrédulos como yo, y comencé a preguntarme si de verdad no había sido más que un sueño.
- A ver, chicos. Durante está última semana, la Filarmónica de Rusia ha estado dando conciertos en la ciudad. Pues bien, el concertino Dragomir Gabor ha accedido a venir a clase hoy a hablados de su trabajo. ¿No es maravilloso?
En otra ocasión, el entusiasmo infantil de don Txomin me hubiera hecho reír, pero seguía algo aturdida: tenía que ordenar mis ideas. Si la Filarmónica de Rusia había venido a a ciudad, probablemente habría salido en el telediario. Me estrujé la cabeza intentando recordarlo; sí, Dragomir había tenido un primer plano. A lo mejor, inconscientemente se me había quedado en la cabeza y soñé con él. Demasiadas coincidencias, pero aún así podía ser una posibilidad tranquilizadora…
"Un momento" pensé. En la televisión, Dracomir tenía los ojos grises. Estaba segura. Intenté mirárselos para comprobarlo, y justo antes de encontrarme con su mirada, un ruido muy fuerte hizo que todos pegáramos un bote. Don Txomin fue corriendo a ver que pasaba antes de que pudiéramos hacer nada, y nos quedamos solos con Dragomir. Yo noté que alguien me tocaba el hombro.
- ¿Qué pasa? - Le pregunté a Mónica.
- No me tomes por loca, pero… Me parece que ayer, en una pesadilla que tuve, salía este tipo.
Escalofríos por toda la espalda.
- También estuvo en la mía.
- ¿Tenía un sótano en su despacho, lleno de…?
- Frascos. Uno verde fluorescente.
Esa pequeña conversación bastó para que entendíéramos que no podía haber sido una coincidencia.
Un pitido hizo que tuviéramos que taparnos los oídos con las manos. Las bombillas saltaron, y los trozos de cristal cayeron en el suelo. Las luces de emergencia apenas eran visibles con la niebla. La densa y surrealista niebla que estaba por todas partes. Alguien, quizás un profesor, gritó que cogiéramos las mochilas y saliéramos en fila india pegados a la derecha, en orden.
Salimos corriendo, dándonos empujones y gritando como idiotas. Por las escaleras, el buen humor volvió cuando la profesora de Educación Física, haciendo gala de sus cualidades deportivas, intentó bajarlas corriendo de espaldas. Se cayó rodando e intentó levantarse y hacer como si nada. Estuvimos riéndonos durante quince minutos.
A pesar de que no vimos absolutamente nada, por el recorrido que hicimos, estábamos seguros de que nos habían llevado al polideportivo cubierto que había en la parte baja del patio. Cuando todos los alumnos entraron, cerraron la puerta rápidamente para que no entrara la niebla.
No voy a mentir; se estaba fatal allí dentro. Había cerca de setecientos niños y el cuerpo del profesorado, intentando calmar a los más pequeños. Aún no sabíamos por qué estábamos allí, ni que había sido ese ruido tan fuerte que había sonado minutos antes.
El director, un hombre excesivamente bajito con bigote, intentó hacerse ver entre la multitud. Un chaval de tercero de secundaria lo cogió en brazos para hacer la gracia. Eso hizo que todos nos calláramos.
- ¡Atención! ¡Atención! Formad quince filas, cada una de treinta personas como mucho. José, puedes bajarme si quieres.
El chico lo puso en el suelo, acompañado por las risas de alumnos y maestros. Se subió en el potro para que todos lo vieran.
- Cada quince alumnos se situará un profesor. Nos dirigiremos a...
Comenzamos a preguntar en voz alta, interrumpiendo al director. Saltó para llamar la atención.
- ¡Silenciooo!¡Silencio, por favor! Han habido seísmos suaves durante toda la mañana, pero el último ha hecho que las canastas de baloncesto cayeran al suelo.
Eso explicaba el ruido, pero no todo lo demás.
- Pero no hemos sentido los terremotos. - Dijo una chica.
- Eso será que no os habéis fijado. - No parecía una razón muy convincente, pero no había otra.
- ¿Y por qué han saltado las bombillas?
- Eso será que… 
- ¿Y por qué hay tanta niebla?
- ¡Muy bien, basta de preguntas! No lo sé todo, ¿vale? - Gritó impotente. Nunca entenderé como llegó a se director.
Cuando estábamos a punto de ponernos en orden, dieron un golpe a la puerta de acero. El sonido metálico hizo que se me nublara la vista, y no fui la única.
Otro golpe, esta vez más fuerte. El tercero hizo una abolladura en la puerta. Cuando una niña se acercó a verla, se llevó las manos a la boca.
- ¡Un violín! - La abolladura tenía forma de violín...
El séptimo golpe abrió la puerta de par en par. El cielo estaba negro, y la niebla cubrió la escuálida figura por completo. Como por arte de magia, las puertas se cerraron, y la persona que estaba camuflada entre la neblina avanzó a pasos lentos. La gente formó un pasillo cuando pasó al lado. La niebla subió al techo de repente.
- ¡Feliz Halloween, niños!
Gritamos de miedo, pues la voz no procedía de la figura que aún no nos había dado tiempo a identificar, sino de la ya cerrada puerta.
- ¡Tú! - Grité.
El hombre vestido de botones se me acercó dando saltitos.
- ¡Feliz, feliz, felicísimo Halloween! - Me dio un abrazo y metió una cosa en mi mochila. Siguió andando hasta el centro del gimnasio, mientras mis compañeros de clase decían tonterías sobre él. - ¡Jefe, vamos a la fiesta!
Su jefe, que también era el desconocido de la niebla, resultó ser Dragomir.
- Silensio, Aleksandr. - Dijo, con un marcado acento ruso. - Seguidme.
Nadie le hizo caso. El director se puso a su vera para replicarle, lo que quedaba algo ridículo, pues Dragomir llegaba al metro ochenta.
- No sé quién es usted, pero no tiene l...
- ¡Cállese! ¡Usted es incapasitado parra dirigir este sentro!- Gritó. Intenté fijarme en sus ojos, pero un trueno hizo que desviara la mirada. - Ahora, todos detrás mía.
Nos pusimos en fila, algo asustados. Di por hecho que Nico, Carlos y el resto de alumnos del colegio habían tenido un sueño igual o parecido, por los comentarios que la gente hacía. Me hubiera gustado saber el por qué de tantas casualidades, y lo de la pesadilla me preocupó de verdad.
Cuando ya casi estábamos en el vestuario de las chicas - no me preguntéis, ni idea de por qué nos llevó allí - recordé que el tal Aleksandr me había metido algo en la mochila. La abrí lentamente, y lo que encontré me hizo perder el equilibrio.
Una pequeña calabaza tallada, que olía a recién cortada.
Que aún tenía tierra en el tallo.
Que se reía como una maníaca.

;)

¿Qué tal?¿Os ha gustado?¿Cambiaríais algo? Decídmelo en los comentarios :)
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He participado en uno de los concursos de Menudo Castillo"La guerra de los niños". Leed las bases, el domingo termina el plazo.
¡Saludos!

6 comentarios:

  1. Hola Nuri....llegó esa tercera parte al fin...! aunque el final promete estar bastante distante aún, pues eres muy descriptiva y amena. Se ve que disfrutas escribiendo. Un poco de líoso pues aún no sabemos muy bien de donde sale todo, pero superemocionante. Ni idea del final. Por cierto, si empleas la palabra "maleta" (recuerdo que en Algeciras se le llama así a la cartera del cole)un NO ALGECIREÑO-A entenderá "compartimento con ruedas para llevar ropa en los viajes". Yo pondría "mochila", que es más entendible. ¿Qué tal es tu profe de Ed.Física? ¿Te cae bien? Cuidado con las proyecciones. Del Director seguramente te has inspirado en alguien conocido (admítelo), jeje.. Muy interesante Nuri.

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    1. Jaja :) pues no, la de Educación Física es más bien un estereotipo bastante modificado (el tipo chulo). El director si que está "basado en hechos reales" :) Mi profesora me cae bien :D es muy algecireña... con eso te lo digo todo ;)
      ¿No se llama maleta fuera de aquí? Bien, jeje, ahora lo cambio.
      Sí, la verdad es que va a ser largo, para que estéis enganchados mucho tiempo!! (los cuatro gatos que me leéis :D)

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  2. La creadora de Harry Potter (J.K.Rowling)alcanzó la fama ya mayorcita y mira la de libros y pelis que inspiró, así que tu hombre de los ojos verdes tiene un largo camino por delante. (Me ha gustado esa expresión :"estereotipo bastante modificado - tipo chulo".... Ya me lo explicarás (silicona?)....Suerte Oniros.

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    1. Jajajaja, ya me gustaría a mí llegar a la mitad de Rowling xD
      Lo del estereotipo bastante modificado es que he cogido un estereotipo de personaje, el chulo, como base, y lo he cambiado hasta llegar a la profesora de E.F. Chula, torpe y metomentodo :D
      Saludos!

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  3. Antes se me ha olvidado decirte que me ha encantado el detalle del olor a té y que sepa lo que es, pero no sepa por qué lo sabe, ^^ es muy intrigante...
    Y ahora a ver, ese ruso de ojos verdes, muy misterioso, los frascos, el bichillo verde que salía del sótano, todo está bien hilado.
    Tienes que trabajar un poco las descripciones, pero de verdad que está muy bien muy prometedor
    :)

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    1. Lo del té tenía que ponerlo en alguna parte. Es de esos olores que son tan fuertes que se te saltan las lágrimas, pero no huelen mal... ni bien xD
      Tienes toda la razón con lo de las descripciones. Yo me di cuenta al escribir el segundo o así, pero lo deje pasar un poco ^^U Aunque los capítulos posteriores (sobre todo el seis) están mejor, para mi gusto, tanto en el sentido de las descripciones como en el desarrollo de los personajes.
      Saludos :D

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