lunes, 25 de junio de 2012

El hombre de los ojos verdes. Capítulo VI


¡Muy buenas! He aquí el sexto capítulo de El hombre de los ojos verdes. La cosa se va poniendo interesante... ¡Espero que os guste! :D
Por cierto, voy a intentar actualizar más a menudo. Pero no antes del jueves, que estamos en semifinales en la Eurocopa y no es como para perdérselo... ;)


_______________________capítulo seis_______________________
— Déjame que lo piense un instante… Han aparecido de la nada una pared de piedra en mi jardín, cerca de veinte lobos gigantes eléctricos y, después, vosotros. Y lo único que preguntáis es si queremos caramelos.
— Niño, no hagas caso a Aleksandr. Tenía muchas ganas de que fuera la fiesta y se está descontrolando un poco con tantas golosinas… — Dijo Dragomir, justo cuando Carlos y Mónica aparecieron. Retiró de la mano de Alek un montón de chucherías y las guardó en su bolsillo. 
— ¡Alek! Pump quiere hablar contigo. Pump necesita saber cuando van a venir sus hermanos, para cambiar de forma. Siendo una calabaza de Halloween, Pump no asusta a nadie…
— Pues, verás, Pump… las cosas se nos están complicando en Calegoría. Los monstruos del Este están alsando sus tropas. Ya sabes que tienen a los dessendientes de Saturno de su parte. Innokentiy está intentando detenerles, pero no lo consigue. Así que puede que canselen la fiesta.
— Dragomir. — Interrumpí, harta. — ¿Nos puedes explicar algo? Porque yo no entiendo nada.
Aleksandr dio un paso adelante y se aclaró la garganta para hablar. Su jefe chasqueó los dedos y una pequeña llama alumbró nuestra noche.
— Lo primero y más importante, es que nadie debe saber esto, a parte de los que estáis aquí. Nadie. Jamás contéis esto a ninguna persona, bajo ninguna circunstancia. ¿Entendido? — Todos dijeron que sí, menos yo, que me limité a tragar saliva y a asentir. — No existe la Filarmónica de Rusia. Cada vez que Dragomir y yo pasamos por un pueblo, hacemos que sus habitantes crean que sí, que somos una gran orquesta que ya ha tocado y va a hospedarse unos días más. ¿Preguntas, antes de que continúe?
— ¿Cómo hacéis que crean… esto, creamos eso?
— Muy fácil… Con esto. — Alek sacó de su gabardina unos mitones de cuero marrón y negro, de tacto rugoso y fuerte. Llegaba hasta la altura del codo, y estaban surcados por una especie de ballesta de tonos plateados, que parecía brillar bajo la luz de la luna. En su punta, había una pequeña cápsula en forma de esfera, también plateada, que luchaba por escapar de las cuerdas que la mantenían sujeta al arma. Su aspecto me recordaba a las películas de mitos del medievo, pero tenía un toque mecánico que la hacía parecer mágica. — He oído que vosotros usáis algo parecido, los fuegos artificiales.
— ¿Eso de la bola son fuegos artificiales?
— ¡No, no! — Rió el botones. — Cuando lo lanzamos, el aspecto es similar, pero el efecto es mucho mejor. Y además, es muy fácil de usar. El fuego mentiroso, así lo llamamos en Calegoría… Escribes en un papel lo que quieres que los humanos crean, lo trituras hasta que se convierta en polvo y lo metes en la esfera. Al lanzarlo al cielo con la ballesta, explota, como vuestros fuegos artificiales, y los restos que caen entran en la cabeza de las personas para que crean eso que hay escrito en el papel.
Nos quedamos con la boca abierta. Tenía que hacerme con un guante de esos la semana de los exámenes finales, para que el profesor creyese que ya había puesto el sobresaliente a toda la clase…
— Sigo con la historia. Llevamos haciendo esto desde hace justo un año. Hemos recorrido medio mundo usando el fuego mentiroso, hemos ido de pueblo en pueblo, hasta encontraros a vosotros. — Nos miramos, extrañados. — A ningún niño de este pueblo le ha hecho efecto el fuego mentiroso. Todos sabíais que había algo extraño detrás nuestra, ¿me equivoco? Y cuando tampoco os afectaron las hadas, supimos que erais los descendientes de Khrónos. 
— ¿Las hadas?¿Khrónos?
— ¿Es que solo sabéis preguntar? Sí, hadas. Pero no son hadas como os las describen en vuestros cuentos, con alas de mariposa y todas esas niñerías… Son más parecidas a vuestros murciélagos, y hay de muchos tipos. Las que usamos nosotros son hadas del sueño. Se posan en el cuello de las personas, clavan sus colmillos y las víctimas se duermen, olvidando todo lo que han vivido desde la última vez que despertaron. No os afectó la segunda parte... — Eso explicaba el pinchazo en el cuello, el dolor agudo, pero no el resto de dudas que iban a hacer que me explotara la cabeza. — Vosotros sois lo que nuestra civilización busca cada año. Calegoría, así se llama, y en ella vivimos nosotros, los calegores. Pero, como siempre suele ocurrir, no todos los calegores somos buenos… Corren malos tiempos, chicos. Los "malos", que se retiraron al Este tras su última derrota, han vuelto, porque han encontrado lo que buscaban; el pueblo descendiente de el peor calegor que podáis imaginar; Saturno. Cientos de chicos, de la otra punta del mundo, que han heredado las tradiciones que Saturno tenía. Van a atacarnos dentro de poco, junto con los monstruos y calegores del Este, y va a haber una guerra, chicos. La peor guerraa desde que Khrónos y Saturno se enfrentaron. Pero en esta ocasión, ellos nos llevaban ventaja; tenían el pueblo heredero, tan fuerte como el mismo Saturno. Si no encontrábamos al pueblo heredero de Khrónos, no tendríamos posibilidades de ganar, no sería una batalla justa.
— ¿Y dónde se supone que acaba esta historia?
— Más importante, ¿qué tiene que ver con nosotros? — Preguntó Nico.
— Mucho. Porque, al igual que hubo un malo malísimo, había un bueno que se encargó de acabar con él. Khrónos. Y vuestro pueblo, vuestra generación, hace lo mismo que hacía Khrónos. Hemos intentado explicároslo a todos tres veces…
— Las tres veces que hemos vivido el 31 de octubre… — Dije yo repentinamente. Los hilos se entrelazaban, las piezas encajaban. Ya no me parecían una maraña de sucesos extraños sin explicación. Todo estaba relacionado…r
— Exacto. Pero los del Este nos lo han impedido. La primera vez, enviaron a uno de los suyos para que se hiciera pasar por Dragomir.
— ¿Así que el hombre que nos intentó atacar en el despacho no eras tú?
— No. — Respondió Dragomir. — Lo sierto es que yo estaba allí, y utilisé las hadas del sueño para que no os pudiera hacer más daño. Lo que no sé es como se las arreglo para que volviera a empesar el día. Siempre nos han estado pisando los talones, atacando las siudades en las que estábamos, pero nunca se lo habían tomado tan en serio. Por eso dimos por sentado que erais los herederos y querían acabar con vosotros.
— Pero aquel hombre…
— Dirás calegor.
— Sí, eso… — Dije yo. — Era igual que tú.
— Es mi hermano. Mi hermano gemelo.— Lo dijo dolido, como si eso supusiera una deshonra y fuera vergonzoso. — Discrepamos desde pequeños en que era lo bueno y que era lo malo. Cada uno acabó en uno de los bandos…
Nos quedamos callados. Alek prosiguió.
— El segundo día acompañé a Dragomir, para asegurarnos de que todo fuera bien. Pero tomé unos cuantos caramelos y… Bueno, ya me entendéis.
— La verdad es que no.
— Los dulces hacen que pierda un poco el control, ¿vale? Es como cuando uno de los vuestros bebe demasiado… — Nos reímos a carcajadas. Los calegores se emborrachaban con chucherías… — Para cuando me di cuenta, ya habían entrado dos del Este. Tiraron las canastas e hicieron que explotaran las luces. Planeaban atrapar a los chavales, y fue suerte que fueran al vuestro en primer lugar, ya que nosotros estábamos allí... Uno de ellos retuvo a Dragomir y él se vio obligado a sacar el violín.
Si hubiera escuchado esa frase una semana antes, me hubiera reído mucho. Pero ahora sabía que el violín de Dragomir era un arma letal casi indestructible que se podía prender en cualquier momento. Y que estaba muy bien afinada, por cierto.
— Cuando logramos escapar, os intentamos llevar a todos a Calegoría, porque aún no sabíamos cual era la generación heredera. Pero nos volvieron a encontrar y tuvimos que usar las hadas. Hoy han enviado los Raijus para entreteneros. Habéis tenido suerte de que hayamos llegado a tiempo...
— Has dicho que nos intentareis llevar a Calegoría. ¿Se puede ir desde nuestro colegio?
— Se puede ir a Calegoría desde cualquier lugar. Es más, este muro… — Le dio tres golpes con la mano y se abrió. — Es una puerta a Calegoría. Aparecen en los lugares apropiados en los momentos adecuados. Son maravillosas. Y ahora, si me lo permitís, bajaremos a Calegoría. Un grupo de calegores vendrán a por el resto.
Entramos en el muro, que se cerró detrás de Carlos, el último en pasar. A pesar de que Dragomir llevaba su arco, yo mi linterna y José a Pump, era difícil vislumbrar nada entre la oscuridad. A ninguno de los calegores parecía importarle eso, y yo empecé a pensar.
¿Habríamos cometido una locura? Era verdad que las explicaciones de Alek y Dragomir habían resuelto muchas de nuestras dudas, pero no todas. ¿Por qué había tanta niebla?¿Dónde estaba Calegoría?¿Cómo conseguía Dragomir controlar el fuego a su antojo? Además, eran completos desconocidos.
Sin embargo, mi intuición me decía que sí, que era lo correcto. Seguro que en Calegoría nos esperaba gente que depositaba en nosotros todas sus esperanzas. Nosotros. Chicos de entre doce y quince años, que no éramos capaz de saltar el potro en Educación Física. ¿Cómo íbamos a ser capaces de detener todo un ejército…?
En menos de veinte minutos, Alek nos paró frente a lo que, desde mi punto de vista, era una pared de piedra como todas las demás. Pero, con tres golpes, se abrió, y pudimos, de lejos, observar un bello cielo nocturno. Una vez atravesamos la puerta, puedo asegurar que quedé más asombrada que con lo Raijus, el violín y la historia juntos.
— ¡Humanos…! — Gritó Alek. — ¡…bienvenidos a Calegoría!

4 comentarios:

  1. Me acabo de leer los capítulos 5 y 6 y todavía estoy alucinando

    Tengo alguna preguntilla, ¿cómo son los calegores en Calegoría?, ¿tendréis super poderes allí?, ¿os afectarán las chucherías como a los calegores? ¿cuántos capítulos tienes pensando escribir?

    No hace falta que me contestes, mejor escribe el próximo capítulo :)

    ResponderEliminar
  2. "Pump necesita saber cuando van a venir sus hermanos, para cambiar de forma. Siendo una calabaza de Halloween, Pump no asusta a nadie…" qué superprometedoooooooooooooor, que buen giroooooooo, ya te lo dije SOY SUPERFAN DE PUMP, Nuriiii, mi Onirooooos, me encantaaaaaaaa :D

    Y si quieres, este verano te paso unas páginas sobre cómo escribir correctamente la puntuación en los diálogos... porque te falta un poco de técnica (yo tampoco ando sobrada :P) pero eso se coge con los años y la práctica, lo más importante, la imaginación, la pasión, el saber llevar la historia, el no aburrir, el encandilar... lo más importante lo tienes de sobra.
    Estoy muy contenta de que nos hayamos encontradooo :D
    sigue escribiendooooo!!!
    un besote enormeee!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues sí, me vendría bien lo de los signos de puntuación. En clase me comen el coco con las reglas de ortografía y acabo liándome.
      A mi me encanta Pump. Es pequeño e insoportable, pero le acabas cogiendo cariño (y respeto, después de escuchar lo de su cambio de forma xD).
      Voy con el siguiente capítulo :)
      Saludos :D

      Eliminar